A la comunidad de Valparaíso y el País:
En Chile, desde la Dictadura, con la promulgación de Decretos con Fuerza de Ley, con la Reforma Educacional de 1980 y la promulgación de la LOCE, amparadas por la Constitución tirana de 1980, perpetuadas hasta la actualidad por los gobiernos de la Concertación; se ha reducido el papel del Estado en la Educación, tanto en aportes como en calidad y acceso.
Hoy, el papel de las Universidades Estatales, Tradicionales o Privadas no es más que una diferencia retórica, ya que todas están insertas en un contexto de mercado que promueve una educación elitista, de desarrollo del mismo sistema capitalista que las sustenta, y de dominación a las clases de oprimidos y explotados del país.
En esta “oferta educativa”, en que nos encontramos insertos, no hay cabida para un proyecto social alternativo, ni mucho menos la posibilidad de plantear un contra-desarrollo en pro de una sociedad distinta. Ni siquiera existen Universidades Públicas que, como instituciones gratuitas alejadas de los intereses economicistas, generen y promuevan la libre expresión y la democracia en las cátedras y fuera de ellas, así como el trabajo conjunto con el mundo social que las cobija.
En este contexto es que se generó, desde hace algunos años, el proceso de Acreditación de Carreras y de Universidades en Chile, a cargo de la Comisión Nacional Acreditadora (CNA), que implementó un verdadero ‘ranking’ de instituciones, poniendo en un mismo nivel de competencia por ‘el prestigio institucional’ y la obtención de los recursos estatales, a los Centros de Estudios Superiores de distinta naturaleza y de distinto fin.
La Acreditación, como proceso integrador final entre el mercado y la educación, evalúa no solo aspectos académicos a la hora de analizar el funcionamiento de una institución; también contempla la situación administrativa, la infraestructura, entre otros, equiparando la importancia de aspectos materiales y económicos, con cuestiones tan importantes y profundas como la misión y los objetivos educativos. Al final, se impone “casi naturalmente” la transformación de la Universidad en una empresa generadora de recursos, que abarata costos y deforma los conocimientos.
La Universidad ARCIS nunca estuvo lejos de esta realidad. El gran proyecto social enunciado por los fundadores solo se ha convertido, con los años, en una propaganda barata, que ni siquiera está escrita en los folletos que se entregan durante los procesos de admisión de fin de año.
Se ha reemplazado la calidad educativa por un constante deterioro en la entrega de conocimientos, con recortes anuales de horas pedagógicas, con despido de profesores reconocidos, con continuos cambios de las mallas curriculares, y con la imposición del miedo a los estudiantes, trabajadores y docentes, del cierre de carreras y de la misma Sede Valparaíso.
Por todo lo anterior, los estudiantes de ARCIS Valparaíso no solo somos víctimas del libre juego del mercado, sino también de la incompetencia y de la mala gestión de quienes se hacen llamar “sostenedores” y “administradores” de una Universidad que también a nosotros nos pertenece.
La consecuencia directa de todo esto nos pone en la situación actual en la que nos encontramos: con la imposición de un traslado forzoso hacia Santiago de nuestros compañeros de Bellas Artes y de Pedagogía en Danza, de la negativa de abrir la admisión de matrículas de primer año de todas las carreras el próximo año académico 2010, y del cierre progresivo de nuestra Sede ARCIS de Valparaíso.
Estas medidas antes explicadas, que no nacen de nuestra Sede, sino que vienen impuestas desde Rectoría de Santiago, obedecen a causas absolutamente ajenas a la calidad académica y a la actividad social que se realiza en nuestras aulas. Las razones que justificarían esta medida, corresponden a argumentos infundados sobre problemas económicos de insustentabilidad de nuestra sede en Valparaíso.
Se atañe a un problema de bajo número de matrículas, por ejemplo, pero no se ha entregado nunca una cuenta publica que transparente estos aspectos; se culpa a la no acreditación de la Universidad en general, pero es sabido por informes de las entidades acreditadoras que esta medida fue responsabilidad de una ineficaz gestión administrativa... nunca responsabilidad de nuestros profesores o por deficiencias en el proceso de aprendizaje.
Lejos de la represión ya cotidiana que se vive en ARCIS Santiago, nuestra Sede en Valparaíso ha promovido un ambiente democrático tanto dentro como fuera de las salas de clases; nos hemos convertido en un espacio de discusión abierto a la comunidad de Valparaíso, de organizaciones sociales, políticas y populares que no tienen cabida en la institucionalidad actual, ni mucho menos en la “matriz capitalista” que, en serie, produce universidades para los empresarios accionistas de la educación en Chile.
Los estudiantes de ARCIS Valparaíso reivindicamos el papel de la Universidad como soporte de una sociedad justa, democrática y participativa; una sociedad construida a través del debate y de la lucha organizada por la emancipación de los oprimidos y los explotados del país, abusados y reprimidos por el Estado y por instituciones dirigidas por pusilánimes que sin vergüenza administran el modelo de educación y el modelo de sociedad al que han protegido a través de la historia.
A la Rectoría de ARCIS, que se encuentra en la ciudad de Santiago junto a sus sostenedores, los encaramos rechazando su dictadura académica, rechazando su demagogia, y a su “política del terror”, recordándole que antes que nosotros, fueron ellos los que en otra época reivindicaban las demandas sobre democracia y justicia social, y que, sabemos, son los que hoy apoyan y participan en distintas campañas electorales para dirigir el país.
Rechazamos el cierre de ARCIS Valparaíso, rechazamos el traslado de nuestros compañeros hacia Santiago, exigimos la apertura de matrículas de primer año durante el 2010, exigimos la permanencia de nuestro proyecto social y educativo en Valparaíso, así como la forma democrática de su funcionamiento, a través de una Mesa Triestamental, y exigimos transparencia en la gestión administrativa y la rendición de una cuenta pública de nuestra Universidad que también exigimos se acredite.
Exigimos respeto a la fuente laboral de los docentes y funcionarios, así como mejoras a las actuales condiciones académicas y de infraestructura a los estudiantes. Queremos discutir directamente con nuestro Rector, no con sus comisionados, por tanto también exigimos su presencia en nuestra Sede, aquí en Valparaíso.
Sabemos que podemos pedir lo imposible, la historia lo ha demostrado, pero nuestras exigencias solo son cuestiones necesarias para un real funcionamiento y permanencia en el tiempo de ARCIS en Valparaíso. Nuestro petitorio, construido por la comunidad estudiantil en distintas jornadas de discusión, no exige imposibles, solo requerimientos mínimos que aseguran un “normal funcionamiento” de una Universidad… no queremos nada más, pero tampoco aceptaremos nada menos.
Finalmente, hacemos un llamado a las organizaciones sociales y políticas a informarse sobre este conflicto, a participar de las actividades a realizar en repudio a las decisiones de cierre de nuestra Sede, y a apoyar enérgicamente nuestras demandas que persiguen solo la continuidad de un proyecto que en realidad siempre fue desarrollado por los funcionarios, los estudiantes y los académicos de ésta, nuestra Universidad.
Estudiantes Universidad ARCIS Valparaíso.
Valparaíso, Septiembre del 2009.
Más información: http://arcisresiste.blogspot.com/ contacto: uarcisv.resiste@gmail.com